Porque todos los días seguirán siendo 8 de marzo hasta que llegue el momento en que no haya discriminación ni violencia contra las mujeres en el mundo.
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«Y por extensión, contra cualquier persona, sea cual sea su raza, sexo, creencias, condición.» ( Es que te lo he leído, aunque lo hayas quitado ). Añado: y, por ende también, contra cualquier ser vivo.
Joé. Estabas, entonces, en ese mismo momento, porque duró un segundo. Lo puse porque es lo que pienso, pero lo quité porque luego me dije que quizás no procedía, por tratarse del día de la mujer. Gracias por tu apoyo: no se nota nada que somos primas y bien avenidas 😛
Bss
las desigualdades de género todavía son muy acusadas, en muchas partes del mundo, me da igual que exista o no el día, lo importante es que desaparezcan los abusos, los maltratos, la privación de derechos solo por el hecho de ser mujer
Como leí hace poco, no sé dónde (creo que era en el discurso del alto comisionado de la ONU para la mujer): «No hay sitio en el siglo XXI para la violencia y la discriminación contra la mujer».
Surgirán con fuerza para reinar con otro cetro diferente al oro. Nadarán como el pulmón sobre las corrientes y descubrirán que entre sus curvas estaba el poder. Feliz día 🙂
Gracias por tus palabras: seguro que son proféticas.
feliz día: feliz futuro
Gracias mil, CrisC. Espero que ese futuro feliz esté ya aquí, que sea inminente su llegada.
Buenas tardes… La naturaleza humana,
dura condición del universo,
pasar por encima del otro,
todo para demostrar el poder…
Sí, Garsil. Pero esa condición se puede cambiar y a ese poder hacerlo desaparecer.
Una vez leí un artículo en el que informaban de que los pirómanos suelen ser hombres, y no mujeres. Y lo enlazaban con el tema de la violencia de género.
Yo no creo que el hombre tenga más deseos de dominar a lo «otro» que la mujer (como hipotizaban en el artículo), sino más bien que el machismo es algo cultural.
Eduquemos en igualdad, así desaparecerá.
Pensando en ello, doy las gracias por vivir en este país en esta época en la que se me permite ser una mujer emancipada, libre e igual al hombre (aunque en este punto aún queda por trabajar).
Ciertamente, daibri: la cultura en la que se vive condiciona las actuaciones, pero afortunadamente se puede cambiar educando en respeto y dignidad. Hay que centrarse en la igualdad.
Somos afortunadas por vivir donde vivimos, a pesar de los pesares. El nacer en un lugar u otro del planeta puede suponer todo o nada. Esa desigualdad también tendría que ser erradicada, aunque sea algo largo y difícil de conseguir.